Y no, no hago alusión alguna a cómo se deben encontrar Sardá y su cuchipandi viendo que ni volviendo los frikis, Galindo y la cansina de Rahola deja de bajar la audiencia. Hablo del nuevo "reality" de viajes de Cuatroº que, como bien sabéis, cuando algo les funciona no lo sueltan ni así les cueste la vida (o nos la cueste a nosotros, porque soportar todo el santo año las sacudidas de melena y las coletillas machaconas de Rafa Méndez no ha de ser ni medio sano).

Hay que reconocer, en honor a la verdad, que los programas de viajes se les da de lujo. Tienen ritmo (ya podían haber tomado nota Óscar Martínez y su productora en pañales antes de tirarse desde el trampolín más alto y escoñarse vivos) y una banda sonora gafapastis impecable.

Esta nueva criatura viajera contará en diez entregas cómo tres familias españolas conviven con indígenas de diferentes partes del mundo durante 21 días (alguna familia debió adoptar a Samanta Villar para abandonarla por allí y hacernos un favor). El objetivo son 100.000 leuros, y para conseguirlos han de lograr ser aceptados como miembros de las tribus por el jefe de estas. Un dato importante es que las familias no sabían ni dónde iban ni bajo qué condiciones.

Hagamos un pequeño recorrido por las tres familias y las tres tribus que las acogen en su seno:



Familia Recuero Oliva: Son cuatro, vienen de Toledo y han ido a parar a Indonesia, con los Mentawai. La familia la forman: una madre que rechaza la ayuda de "su hombre" para cruzar un lodazal, pero que a las primeras de cambio se pone a llorar porque su nene pequeño no le come nada; el novio de nueva ola que aguanta insultos de los dos hijos creyendo, el muy ingenuo, que algún día lo aceptarán; el hijo mayor, celoso del pequeño y algo alelao; y el benjamín de la familia, un niño de 13 años con voz de haber fumado desde la guardería, poseedor de un bello mullet, quejica a la par que agresivo, viudo de cuantas gallinas vayan a ser degolladas en sacrificios. Ya lo dijeron los Mentawai (que de guay no tienen nada, menudos faltones), son una familia débil que va a durar incluso menos de lo que le dura un marido a la Esteban. Está por ver si, a pesar de los dineros dados por el programa a la tribu, estos se hacen los longuis y acaban enrollando al insoportable hijo menor en una esterilla y fumándoselo cual porro gigante.

Familia Molina Herrero: Estos seis canarios cambian las playas de Tenerife por ¿disfrutar? del desierto del Kalahari junto a los Bushman. Esta familia está compuesta por una madre ama de casa, poco contenta y con "inquietudes"; un padre oficinista, barrigudo y buenazo; dos hijos, uno cani y el otro sensible; y dos hijas, una veinteañera descerebrada que se ha visto mil veces 'Yo Soy la Juani' y una cría adorable que gana en luces a toda la familia junta. Los Bushman son pelín más amistosos que los Mentawai.

Familia Carrión Roldán: Son un matrimonio catalán con dos hijas mellizas que se parecen tanto como Toñi y Encarni (de noche) Salazar (lo que se viene llamando como el fenómeno Ainhoa e Idoia). Son la familia más unida y mi apuesta personal. A ellos les ha tocado compartir choza de mierda de vaca con los Himba, una tribu de Namibia la mar de maja. Son la tribu más cariñosa de todo el programa. Las mujeres se protegen del sol con ocre, y tienen prohibido lavarse (el agua es un bien demasiado preciado como para malgastarse en hembras, dicen los machos de la tribu), y se pasan el rato apapachando a la familia, así que es de esperar que acaben la aventura convertidos en flamenquines, al menos ellas.

Con este programa tengo la fastidiosa sensación todo el rato de que subtitulan lo que les sale de la bola de billar mágica.