Britney da el primer paso hacia esta vuelta a sus raíces adoptando aspecto sureño --se deja bigote y pasa perfectamente por Mexicana--. Se ha teñido de morena --las cejas siguen siendo made in Malibu-- y ha cogido un bronceado la mar de apañao. La princesa del pop venida a menos ha decidido abandonar la frivolidá de California y trasladarse hasta que nazca el bebé al lujoso ranchito que posee en Kentwood, Louisiana, su ciudad natal, con su madre y su aún marido Kevin Federline. Al parecer, no hay separación ni nada que se le parezca. Supongo que habrá despedido al asistente del que tan celoso estaba Kevin.

Como ya dije en mi anterior post sobre Britney, me parece increible que cuando mejor se le vea, sea estando preñá. Britney sale muy mona posando para la revista Bazaar. Photoshop aparte, es obvia su mejoría desde que la vimos en plan orca asesina con pamela chapotear en aguas hawaianas.

Me parece muy buena idea eso de irse a ca' la mama para que le enseñe a coger al niño con una mano y el capuccino con la otra, de manera que no se le caiga como al pobre Sean Preston. Estoy convencida de que el cambio de aires les sentará bien a todos. Kevin no querrá ligar con las pueblerinas --de esto no estoy del todo convencida--, Britney no tendrá que cruzarse con tanta cámara y podrá relajarse y Sean Preston estará vigilado por la abuela y no se piñará tanto...a no ser que Britney le quiera enseñar a montar en pony o le compre un quad.